Blog independiente sobre vida consciente

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Cambiar tablets por huertos

La vida en las ciudades nos ha alejado del contacto con la tierra, nos ha impulsado a comprar rápidamente unas verduras o frutas en el supermercado antes de llegar a casa luego del trabajo, y así poco a poco hemos perdido la consciencia de saber cuánto cuesta producir un kilo de tomates, no en precio sino en trabajo, tiempo y paciencia.

Son muchos los beneficios de comenzar un huerto orgánico urbano: producir alimentos más sanos, sin pesticidas ni fertilizantes; reducir el estrés, ya que en el huerto se viven momentos tranquilos; tirar menos comida, puesto que ahora tendremos en cuenta lo que cuesta producirla; reducir a 0 la huella de carbono; aumentar la consciencia sobre la necesidad de cuidar y preservar el medioambiente, dado que la práctica en sí misma nos enseña a cuidar el agua y a valorar la tierra por todo lo que nos brinda.

Pero uno de los beneficios captó mi atención. Al observar a los niños conectar con la tierra, jugar con ella y con el agua, pude ver la responsabilidad que tienen de cuidar el huerto todos los días. Cómo los estabiliza emocionalmente, y principalmente, en este tiempo están alejados de las pantallas, que es algo que a tantos padres preocupa.

En el huerto, no sólo se cultivan hortalizas, se cultiva la paciencia, la compasión y la conexión con la naturaleza.

Con los niños pequeños es más fácil, porque a la mayoría les encanta meter mano en la tierra, sentir su textura y que se les cuele entre los dedos. Luego el riego ya es un tema mayor, es la mejor parte! lo disfrutan sobremanera… Con ellos resultará sencillo sembrar un pequeño huerto, conseguir que lo cuiden y que lo rieguen. Es importante que la responsabilidad recaiga en ellos, porque de esta manera sentirán que tienen “responsabilidades de grandes”, y esto los estimula.

En el caso de los más grandes, será un poco más difícil, aunque no imposible. Si de primeras, no quieren involucrarse en la propuesta, y menos si ya están en la etapa de las consolas y los juegos en red, lo que podemos hacer es pedirles ayuda, como algo que necesitamos nosotros. Podemos decirles que nos acompañen para “acarrear cajones o macetas”, que nos carguen las bolsas de tierra fértil, en fin, habrá que ser creativos y buscar motivos para lograr involucrarlos. Una vez que prueben los frutos, quedarán atentos a la próxima cosecha.

Si no contamos con el espacio de tierra necesario, para tener un huerto que abastezca una familia entera, podemos utilizar macetas y contar al menos con plantas pequeñas, y si hablamos de balcones podemos tener un pequeño huerto de aromáticas.

Otra opción que hoy en día se está dando en muchas ciudades, es alquilar una parcela en huertos comunitarios. Allí compartiremos muchos conocimientos con otras familias. Normalmente los regentan personas que tienen muchos conocimientos y además de intercambiar semillas, pueden darnos una mano con lo que no sepamos hacer.

Hay muchas opciones, lo importante es escoger la que más nos convenga y empezar!

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