22 de septiembre – DÍA MUNDIAL SIN COCHE
Todos los días, millones de personas nos movilizamos para trabajar, pasear, llevar los niños al colegio, hacer las compras, visitar a nuestros seres queridos y amigos, etc.
Y cada día también, la población mundial se incrementa. Por ello, la presión que el transporte ejerce sobre el medio ambiente no deja de incrementarse y según los informes que aporta la UE, éste crece con enorme rapidez.
Es bastante difícil que dejemos de movernos, y aunque luego de la pandemia, muchos trabajos han adoptado el teletrabajo permanentemente, el movimiento físico del ser humano, es algo inherente a su naturaleza.
En la antigüedad se hacía en busca de comida, y aunque esto podría compararse a lo que hacemos actualmente al hacer las compras, también nos movemos para “buscar” de manera genérica, lo que a cada uno le interese.
Este gran movimiento diario en todas las ciudades industrializadas del mundo es el que provoca que éstas sean sitios bastante insalubres para vivir, por el humo tóxico enel aire.
Por ello, resulta sumamente necesario seguir trabajando para lograr sistemas de transporte más sostenibles, que contaminen menos y que mejoren la calidad de vida de las personas y el tráfico de las grandes ciudades.
Desde los organismos oficiales nos piden que utilicemos más el transporte público, que vayamos a trabajar en bicicleta, etc. Sin embargo, los primeros en no hacer esto son los legisladores, que ante la propuesta de un grupo de activistas, de ir a trabajar sin coche un 22 de septiembre, día en que se celebra mundialmente el DÍA SIN AUTOMÓVIL, un solo legislador aceptó el desafío.
Para reducir el transporte particular es necesario trabajar paralelamente en otros sectores, como la red de transporte público y la infraestructura necesaria para transportes 0 emisiones como las bicicletas, porque si las ciudades no están preparadas para otros tipos de movilidad, esto realmente entorpece el movimiento, en lugar de solucionarlo.
Pero, ¿está el transporte público adaptado y funcionando como para recibir mayor afluencia de personas?
En ciudades como Amsterdam, el transporte público es por excelencia el más utilizado. Con 16 líneas de tranvía que recorren toda la ciudad se hace casi innecesario ingresar con coches al centro de la ciudad.
Además cuenta con 15.000 km de carril bici, y de sus 750.000 habitantes, TODOS tienen al menos una bicicleta.
En comparación, España es el cuarto país en el mundo que más automóviles tiene. Por estadística, la mitad de los hogares españoles tienen 2 o hasta 3 coches. Por otro lado, las redes de carril bici todavía son muy limitadas en las grandes ciudades, aunque en muchas ya se está trabajando para ampliarlas.
Ciudades como Bilbao, Valencia, Barcelona, Sevilla, Madrid, Zaragoza, Vitoria y Málaga (en éste orden), son las que actualmente están implementando poco a poco, reducción en la velocidad de circulación (máxima 30 km/h), ampliación de los carriles bici y gestiones para mejorar el transporte público. (Fuente: www.publico.es)
Otro de los grandes problemas para las ciudades es el aparcamiento. Ciudades como Málaga se encuentran abarrotadas de coches aparcados en las calles, tanto en sitios permitidos, como en línea amarilla, en doble fila, etc.
Imaginen si todo este gran espacio utilizado para aparcamiento, pudiéramos destinarlo para zonas verdes, parques, plazas y jardines.
El transporte contribuye a dañar el medio ambiente y la salud humana con la emisión de agentes contaminantes tóxicos y gases de efecto invernadero, la generación de residuos y contaminación acústica.
Pero mientras que no tengamos alternativas viables a nuestro estilo de vida, y porque tener menos coches parece ser un indicador de un descenso en el status de vida, es bastante lógico que por estos lados, todavía no podamos hacer muchos cambios en nuestra movilidad urbana,
Necesitamos sí o sí cambios profundos en la infraestructura de las ciudades y el compromiso político para generarlos.
Malena Fernández Covián
Directora Editorial de Madre Tierra (pachamama)
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