Blog independiente sobre vida consciente

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BIO BIO ¿qué VES y qué no lees?

Qué importante es para las personas la alimentación ¿verdad?

Sin embargo, hay que ver cuantas cosas desconocemos de la comida que ingerimos. Las prisas de la sociedad actual nos obligan a llenar el carro de la compra con alimentos no tan saludables como creemos en el momento de su compra.

Cuando un día nos paramos a leer los ingredientes es cuando llegan las sorpresas negativas: exceso de azúcares inesperados, grasas saturadas en demasía o incluso, algunos ingredientes de dudosa salubridad.

Entonces, es cuando nos damos cuenta de que ese zumo con el que mandamos a nuestro hijo al colegio no es tan sano como creíamos y, por el contrario, contiene un elevado porcentaje de azúcar con saborizantes artificiales y colorantes añadidos… ¡que decepción!

O esos cereales matinales que desayunamos para comenzar el día con energía y creyendo seguir una dieta sana, realmente son nutricionalmente un fiasco.

En fin, sorpresas y decepciones por no leer las etiquetas a tiempo. Para llevarse muchas menos decepciones, lo mejor es optar por la compra de alimentos ecológicos, que ya de primeras cuentan con una normativa de producción más estricta y pasan controles más rigurosos que los alimentos convencionales.

Es importante saber que en el proceso de trasformación industrial de los alimentos biológicos no se integran aditivos alimentarios, colorantes, aromas, saborizantes o antioxidantes químicos.

La prohibición de muchos de estos agregados en los métodos de elaboración ecológica, sumado a la prohibición de muchos aditivos, nos garantiza alimentos más saludables.

Consumamos frutas, verduras y cereales que hayan sido cultivados sin fertilizantes ni abonos químicos, sin fungicidas, herbicidas, plaguicidas ni pesticidas de síntesis.

Su valor nutritivo es entre un 12% y un 87 % mayor, con una composición mineral y vitamínica más elevada. En el cultivo convencional, los plaguicidas se utilizan en varias etapas del crecimiento del vegetal para garantizar que ninguna especie invasora arruine el cultivo.

Pero estos plaguicidas dejan residuos en frutas y verduras que son muy difíciles de eliminar, salvo si sometemos a los vegetales a un lavado intensivo con una solución de cloro, por lo que en casa es casi seguro que terminemos ingiriendo parte de esos agroquímicos.

No debemos olvidar que hay quien asegura que todos esos sintéticos, en un consumo a largo plazo, pueden tener efectos negativos sobre la salud. Se está investigando sobre la posible relación que existe entre determinadas enfermedades y algunos nitratos, herbicidas, insecticidas y fungicidas, ya que se cree que pueden resultar perniciosos, relacionándoles en ocasiones con diversas afecciones, cambios en el sistema hormonal e inmune, tumores y alergias.

Aquí es donde los alimentos orgánicos son ampliamente superiores a los convencionales, ya que no se utilizan químicos durante su cultivo, por lo que se pueden comer con absoluta tranquilidad tras un simple lavado en agua.

Publicaciones en The Journal of Agricultural and Food Chemistry indican que las frutas y verduras orgánicas contienen mayor cantidad de antioxidantes. Varios estudios llevados a cabo han mostrado que los antioxidantes tienden a tener mejor impacto sobre el organismo cuando provienen de alimentos orgánicos.

Según informa un estudio realizado por la Universidad de California, los tomates ecológicos contienen un porcentaje 79% más alto de quercetina y un 97% de kaempferol, ambos de efecto antioxidante. 

Por su parte, en la ganadería ecológica se evita la alimentación y medicación de los animales con sustancias químicas que podrían acabar en nuestro torrente sanguíneo.

Al aumentar la cantidad de pasto fresco también se elevan las cantidades de algunos ácidos grasos que pueden aumentar la protección cardiovascular, y que solamente se encuentran en la leche materna y en la carne de animales que han crecido en libertad.

En la producción de huevos se prohíbe el empleo de cualquier sustancia química y las gallinas no se pueden tratar con antibióticos, ni hormonas (en el sello que lleva cada huevo, esto se identifica con el número 0 en el primer lugar).

Además, en su alimentación no se puede incluir harinas de pescado ni carne, solamente cereales y hierbas ecológicas. Y es que, con un sistema de producción más natural se obtienen alimentos más naturales ¡pura lógica!

Maripi Gadet

Especialista en vida sana y natural y autora del libro LA NUEVA BIODIETA @maripigadet

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