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Contaminantes ambientales y microbiota intestinal

Antibióticos, metales pesados, pesticidas, nanomateriales, aditivos alimentarios… son sólo algunos ejemplos de la diversidad de contaminantes ambientales a los que estamos expuestos diariamente.

El tipo de sociedad en la que vivimos, la forma de cultivos y de ganadería intensivas hacen que tanto en la tierra, como en el agua que bebemos y en el aire que respiramos, encontremos decenas de diferentes sustancias químicas que ni podemos ver o imaginar.

Para evaluar la toxicidad de estos contaminantes ambientales hoy en día se está usando el estudio de la microbiota intestinal como uno de los targets principales, ya que el tracto gastrointestinal es la primera barrera física y biológica a los contaminantes procedentes de los alimentos (que han estado en contacto con esa tierra, agua y aire contaminados).

Y ya no solamente el uso en la evaluación es de relevante importancia, sino que numerosos estudios han demostrado que la microbiota intestinal juega un papel esencial en la toxicidad por pesticidas y tiene una profunda relación con la salud humana, ya que de forma totalmente involuntaria, se ha convertido en un “recipiente” de pesticidas.

Veamos entonces algunos de los efectos nocivos de los diversos contaminantes ambientales:

  • Metales pesados como el cadmio, cromo, arsénico, plomo o níquel: CAUSAN ESTRES OXIDATIVO, INFLAMACIÓN, DAÑO EN TEJIDOS Y DESORDENES GASTROINTESTINALES.
  • Pesticidas (sobre todo se han estudiado los organosfosforados y organoclorados): SU EXPOSICIÓN CONTINUADA PROVOCA EFECTOS ADVERSOS EN LA PIEL, SISTEMA ENDOCRINO Y SISTEMA NERVIOSO, ADEMÁS DE LA GENERACIÓN DE RADICALES LIBRES.
  • Los antibióticos pasan al medio ambiente a través de las heces y orinas de animales (ganadería intensiva) y humanos. El tratamiento con antibióticos del tipo ampicilinas y estreptomicinas: DISMINUYE LA DIVERSIDAD DE LA MICROBIOTA INTESTINAL HACIENDO POR TANTO QUE LOS PATÓGENOS EMERGENTES SE DESARROLLEN MÁS FÁCILMENTE YA QUE DISMINUYEN LAS CANTIDADES DE LOS GÉNEROS DE BACTERIAS BENEFICIOSAS.

Contaminantes ambientales
FOTO: Erich Westendarp en pixabay.com

Pero no todo van a ser malas noticias, también se ha comprobado que algunos pesticidas son metabolizados por enzimas de la microbiota intestinal causando compuestos más tóxicos aún , pero algunas especies como E.coli, L.lactis y L.fermentum son capaces de utilizar estos tóxicos como fuente de carbono.

Y es aquí donde empezamos a vislumbrar una posible vía de acción para paliar los efectos de los contaminantes ambientales en la microbiota intestinal: el uso de probióticos como herramienta para remediar dicho efecto. De hecho, el efecto protector frente a toxicidad por metales pesados está ampliamente estudiado tanto en la suplementación de una cepa como en la combinación de varias de ellas. Por ejemplo el género Lactobacilli disminuye la disponibilidad de metales pesados por parte de nuestras células e inhibe la absorción del cadmio. Más concretamente Lactobacillus rhamnosus (yogur) protege frente a arsénico y mercurio en embarazadas y niños.

Finalmente la mayor parte de revisiones científicas consultadas concluyen que hace falta saber qué cóctel específico haría falta para disminuir los valores en sangre según la toxicidad y dependiendo del individuo. Así que las investigaciones y tratamientos futuros irán por esta vía, encaminados a la búsqueda de un régimen de probióticos personalizado.

Pero mientras nos llegan estos datos, ¿qué podemos hacer por mejorar nuestros niveles de toxicidad causados por estas sustancias?

Según la naturopatía y la medicina tradicional china tanto el otoño como la primavera son épocas idóneas para hacer una detoxificación de nuestro organismo o un biodrenaje. Esto siempre bajo supervisión profesional de un naturópata colegiado.

Además en nuestra alimentación podemos incluir con una frecuencia diaria alimentos ricos en probióticos mencionados anteriormente. Algunos ejemplos serían: kéfir, yogur y quesos de cabra u oveja (mejor que la producción de leche sea ecológica para evitar más tóxicos), quesos, yogures y kéfir veganos que estén fermentados con lactobacillus acidophilus, encurtidos, kombucha. Y en general alimentos de origen ecológico que estén fermentados.

También debemos de tener en cuenta que la implantación y el desarrollo de estos microorganismos en nuestro tracto digestivo  depende de si encuentran alimento disponible para su crecimiento, así que nuestra dieta debe ser rica en fibra soluble, que está presente en frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, semillas, frutos secos y tofu.

Gema Pinazo – Bióloga y Naturópata

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