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Comida sin sufrimiento

Cómo volverse vegetariano en un mundo carnívoro y capitalista

Cuando las primeras personas empezaron a profesarse como vegetarianas, allá por el siglo VII a.C., el mundo no contaba con la cría intensiva de ganado, los grandes tambos para la producción de leche ni las macrogranjas.

Mucho menos, existía propaganda para convencer al público de que la dieta carnívora era absolutamente necesaria para sobrevivir, o que el tan famoso calcio sólo se encontraba en los lácteos. Por ende, el consumo de huevos, leche y quesos provenía de pequeñas producciones.

Desde el surgimiento de la cría intensiva, el maltrato animal no es exclusivamente la matanza sino la propia vida de los animales que son sometidos a una existencia en cautiverio, en la gran mayoría de los casos en condiciones de hacinamiento e insalubridad. Ni hablar de la falta de “vida” salvaje y libre de la que son privados desde su nacimiento hasta su muerte.

Hoy en día, iniciarse en el vegetarianismo y/o veganismo es algo realmente difícil en una era en la que los grandes intereses económicos manejan los medios de comunicación y a los gobiernos como quieren. El lobby cárnico es un mundo aparte del que poco conocemos. Sin embargo, actualmente se sabe que las grandes industrias cárnicas aportan muchísimo dinero para “tapar” algunas verdades y promover el consumo de carne.

Creo sinceramente que si cada uno de nosotros tuviera que criar y posteriormente matar ese animal que se va a comer, millones de personas dejarían de comer carne, por el fuerte impacto que significa ser el causante de la muerte y ver los últimos instantes de un ser vivo cara a cara. ¿Cómo diferenciar ese animal-comida de nuestro animal-mascota? Es una encrucijada que nos haría plantear realmente el deseo de comer animales.

Pero como tenemos al verdugo que hace el trabajo sucio no vemos nada, “ojos que no ven, corazón que no siente”. 

Por cierto, también puede resultar fácil volverse vegetariano o vegano para una persona que ha visto todo lo que sucede en los establecimientos de cría intensiva, macrogranjas, producción de embutidos, etc. El sufrimiento animal es brutal antes de la fatídica muerte.

También es una decisión fácil para quien siente un profundo amor y respeto por los animales en general (no sólo por nuestros amados perros y gatos), y para quien entiende o sabe que ningún alimento puede ser bien digerido si en él hubo sufrimiento.

Eso es algo que se puede sentir en la garganta, en el estómago o en los intestinos.. y hasta en ese lugar intangible, del que sabemos poco, pero en el que podemos sentir una conexión con todos los seres sintientes de la tierra.

Creo que es importante, tengas la alimentación que tengas, que empieces a plantearte de dónde surge tu alimento, el que compras todos los días en el supermercado.

Y no sólo la carne, huevos, lácteos, miel, calzado, prendas de vestir, etc.

Si comes carne, piensa en todo lo que no ves, en el maltrato animal y la explotación. Infórmate de los perjuicios para tu cuerpo del alto consumo de carne. No creas lo que dice la publicidad, de que una dieta sin carne no es posible, ni tampoco que la leche de vaca es fundamental para el crecimiento sano de los niños.

Y si tu alimentación es vegetariana/vegana también plantéate cómo se produce todo lo que comes, porque si tu alimento es producido causando el sufrimiento de personas que para cultivarlo están siendo explotadas en países que ni conoces, en los que se utiliza mano de obra esclava, ¿cuál sería la diferencia?

Malena Fernández Covián

Directora Editorial de Madre Tierra (pachamama)

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