El desperdicio de alimentos en España se eleva año a año, llegando a 1.300 millones de kilos en el año 2020. Siendo los alimentos más desperdiciados las frutas, verduras, hortalizas, pan fresco, leche y sus derivados.
Para tratar de combatir estas cifras alarmantes, se ha aprobado por parte del Consejo de Ministros el Proyecto de Ley de prevención de las pérdidas y desperdicios alimentarios.
Esta Ley busca disminuir la pérdida de alimentos en toda la cadena alimentaria, desde la producción agrícola – ganadera hasta su consumo en los hogares, restaurantes, hoteles, etc. contemplando cada eslabón de la misma.
Es por ello que establece que todos los agentes de la cadena alimentaria deben contar con un Plan de Prevención para evitar el desperdicio, en el cual se fija un protocolo de prioridades para la utilización de los mismos.
La primera es la utilización para la alimentación humana, esto es a través de donaciones a bancos de alimentos. En España se encuentra FESBAL (Federación Española de Banco de Alimentos), entidad apolítica, sin fines de lucro y aconfesionales, que lucha contra el hambre, la pobreza y el desperdicio de alimentos mediante su aprovechamiento y reparto a las personas más necesitadas.
FESBAL está conformada por 54 Bancos de Alimentos asociados en toda la geografía española. La labor de los Bancos de alimentos es muy importante, ya que recogen alimentos que no están aptos para la venta, pero si para el consumo humano y lo redistribuyen a los grupos más vulnerables. Los alimentos pueden provenir de los primeros eslabones de la cadena como puede ser la producción hortofrutícola, lechera, de carne, como también de las industrias agroalimenticias, cadenas de supermercados, hoteles, restaurantes, etc.
Los supermercados también se han sumado a esta iniciativa de disminuir el desperdicio alimenticio, promoviendo productos próximos a vencer, pero los cuales aún se encuentran aptos para el consumo humano, a precios más bajos, aplicándoles descuentos que van del 30% al 50%, dependiendo de cada cadena de supermercado.
Por otra parte, los establecimientos de hostelería y otros servicios alimentarios tendrán que ofrecer a sus clientes la posibilidad de que se lleven, sin coste adicional, lo que no han consumido y tendrán que informar de ello de forma visible, preferentemente en la carta o menú. Pare eso, deberán disponer de envases aptos reutilizables.
La segunda es la transformación de los alimentos no vendidos, pero en condiciones óptimas de consumo, en zumos, mermelada, etc.
Por último, cuando los alimentos no sean aptos para el consumo humano, estos deberán ser utilizados como subproductos para la alimentación animal o fabricación de piensos, para la industria, para la obtención de compost de calidad para uso agrario o para la obtención de biogás u otro tipo de combustible.
Cabe destacar que España es líder en Europa en cuanto a recogida de alimentos se trata. Habiendo recogido y redistribuido 21 millones de kilos de alimentos, seguido por Francia con 11 millones de Kg e Italia con 8,4 millones de kilos.
Por otro lado, la tecnología también ha venido a dar respuesta a esta problemática, creando apps como “to Good to go”, la cual también busca reducir el desperdicio alimenticio, conectando a los comercios de alimentos (panaderías, fruterías y verdulerías, supermercados, restaurantes, asador de pollos) con los clientes. Debido a que todos estos rubros trabajan con alimentos muy perecederos, los mismos necesitan una rápida rotación, por lo cual estos comercios ofrecen alimentos próximos a vencer a muy bajo costo a través de dicha aplicación.
Es importante que cada uno de nosotros, nos concienticemos del impacto que tiene el desperdicio de alimentos y que actuemos en consecuencia. Siendo responsables a la hora de comprar y cocinar los mismos.
Empecemos desde casa, poniendo nuestro granito de arena, para reducir los desperdicios. Lo primero que podemos hacer es una lista semanal de consumo en base a la experiencia previa, así cuando vayamos al supermercado no compraremos productos de más.
Cada acción cuenta.
Rocío Diuorno
Ingeniera Agrónoma
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