Blog independiente sobre vida consciente

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Vibración sanadora

Recostada sobre una manta en el suelo y a punto de entregarme a la sesión de un baño de sonido, mi último pensamiento fue que cuando terminara iba a hacer… ya no pude pensar.

El tenue sol empezaba a calentarme los pies. El sonido de los cuencos era como un llamado divino. Era imposible resistirse a sus oleadas de encantamiento. Empecé a notar que el sonido se iba alejando lentamente, al tiempo que sus vibraciones recorrían mi cuerpo como una caricia cálida.

Y entonces me entregué, me fui, no sé a donde. Al volver a tener plena consciencia no recordé haber soñado nada ni haber visto nada. Sólo sé que al llamado de Laura, a despertar y reincorporarnos lentamente, sentí que no necesitaba nada. Nada de nada. Ni agua, ni comida. No sentía frío ni calor. No tenía ningún pensamiento, ni siquiera sentía ganas de ir al baño, a pesar de que había iniciado la sesión con la vejiga llena.

La experiencia parecía haber borrado todas las demandas y requerimientos que normalmente me propone mi cuerpo y mi mente. Sólo podía ser consciente de la dulce sonrisa que se dibujaba en mi cara.

Lo que sucede cuando tomamos un baño de sonido, es que los cuencos tibetanos al ser frotados, emiten una vibración sonora que recorre las células de nuestro cuerpo, armonizando y equilibrando nuestra energía. Neutralizando la energía negativa, que es la que nos bloquea y restringe nuestra capacidad de estar sanos física, mental y espiritualmente.

La física cuántica ha probado que todo es vibración: los objetos, las personas, las plantas, los planetas o el cosmos. Y el sonido no es otra cosa que vibración. Para entender cómo el sonido de los cuencos actúa sobre nuestro cuerpo, debemos saber que éstos emiten sonidos con una frecuencia de 432 hz (equivalente a un FA en un instrumento musical) que es considerada la frecuencia de la naturaleza.

Por ello, los baños de sonido o encuentros sonoros, resultan una terapia absolutamente agradable para conseguir cambiar nuestro estado de ánimo. Al mejorar el estado de ánimo, pueden actuar sobre los síntomas que producen la depresión.

Además de estimular las ondas cerebrales y promover la relajación, las investigaciones han probado otros beneficios muy importantes. Tanto es así que, aumentando la frecuencia de estas experiencias ancestrales, podemos reducir la ingesta de fármacos en algunos tratamientos.

Una investigación publicada en “Journal of evidence-based integrative medicine”, estima que los sonidos de los cuencos son capaces de disminuir los niveles de ansiedad, lo que promueve mejoras en la calidad del sueño.

Otro estudio publicado en “American journal of health promotion” habla sobre la reducción de la presión arterial sistólica y el ritmo cardíaco, tras una sesión de 12´con cuencos tibetanos.

A estas alturas estarás preguntándote, de donde salió esta práctica y desde cuando se utiliza. Lo cierto es que los cuencos tibetanos tienen un pasado misterioso y no se sabe mucho acerca de sus orígenes.

Se cree que los primeros cuencos cantores o cuencos tibetanos, como normalmente los conocemos, fueron hechos en Mesopotamia, hace más de 5000 años, siendo unos de los objetos artesanales más antiguos de la historia humana.

Aunque se encontraron cuencos cantores dentro de los monasterios, se decía que a los monjes no se les permitía contar nada sobre estos cuencos y su sonido.

Durante la invasión china del Tíbet, a mediados del siglo XIX, los monjes se vieron obligados a huir llevándose consigo todas sus valiosas posesiones. Y que al poco tiempo habrían comenzado a vender sus cuencos cantores y otros artículos, para sobrevivir a la crisis.

Así es como se supone, se habrían extendido estos cuencos por todo el mundo.

En los baños de sonido también se suman los cuencos de cuarzo, que facilitan los procesos de transmutación de manera directa en procesos terapéuticos, individuales y grupales, actuando como un rayo láser sobre el origen del conflicto.

Estas maravillosas piezas de cristal de cuarzo, creadas hace más de 10.000 años en Atlántida por sabios sacerdotes, vienen nuevamente hoy a nosotros para ofrecernos todos sus beneficios.

Cada vez que los pulsamos, el sonido, el color y la geometría sagrada se proyectan hacia el nivel del «aura» de Gaia (la envoltura energética), restaurando la trama de la rejilla magnética planetaria. Facilitando y acelerando su Ascensión, y la de toda la humanidad.

El sonido de los cuencos tibetanos y de cuarzo son una herramienta espiritual muy poderosa, que Soundhealing Costa del Sol @soundhealing.costadelsol ofrece en sus retiros y Conciertos Sonoros de Sanación, además de formar nuevos terapeutas.

Fuentes de información

www.cuencostibetanos.es
www.tusonidointerior.es
www.mejorconsalud.as.com
www.escuelaeuropeademasaje.com
Malena Fernández Covián
Editora

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