Blog independiente sobre vida consciente

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Sentir el alimento

No es desconocido que los alimentos cumplen una de las tareas más importantes para nosotros: ser fuente de energía y nutrientes para que nuestro cuerpo pueda realizar todas sus funciones vitales. Pero no sólo eso, los alimentos forman parte de nuestra cultura, muchas veces son medios de comunicación y una de las formas en las que participamos en nuestra vida social.

Para la mayoría de nosotros alimentarnos es un acto cotidiano más, que hacemos de manera automatizada, perdiendo la oportunidad de ser conscientes de ese momento presente, de escucharnos, de elegir los alimentos (quienes tenemos el privilegio de hacerlo) y de poder saborearlos. De esta manera, dejamos a un lado la posibilidad de registrar qué necesitamos, qué queremos y cuáles son nuestros límites (muchas veces tendemos a seguir comiendo aún cuando ya estamos satisfechos).

Habitualmente en el momento de la comida nuestra atención está dividida, ya que seguimos trabajando, leyendo emails, conversando, discutiendo o mirando alguna pantalla. Estando en algún sitio pero no en el momento dónde el alimento entra en nuestra boca y se mastica. Comemos por mera inercia, no saboreamos sino que tragamos algo que seguramente muchas veces ni nos preguntamos si lo necesitamos, me atrevo a decir que la mayoría de las veces no estamos presentes con lo que ocurre en el momento del comer.

La práctica de alimentarse conscientemente, hace referencia al proceso de registrar el momento previo, presente y posterior a comer. Nos permite desarrollar la capacidad de observar y ajustar lo que comemos a las necesidades del cuerpo. Además, nos da la posibilidad de comer usando todos los sentidos, reconociendo las sensaciones, pensamientos y emociones que surgen relacionadas con la comida. Es una práctica que nos enseña a respetar las señales internas sin dejar a un lado el placer que puede brindar el comer con el objetivo de incentivar una relación más sana con nuestra alimentación.

Son muchos los beneficios del comer consciente, entre ellos: permite registrar y distinguir entre hambre (necesidad fisiológica) y apetito emocional (necesidad de comer por ansiedad, aburrimiento, enojo, etc.); favorece la digestión y la absorción de nutrientes, en consecuencia de una adecuada masticación y deglución; con esto además la saciedad ocurre sin excesos; aumenta la relajación corporal; disminuye la tensión emocional; amplía el registro de las necesidades personales de acuerdo al momento de la vida que se esté atravesando y favorece la regulación orgánica del peso corporal.

Entonces, ¿cómo es posible comer conscientemente cuando las obligaciones pesan y el tiempo escasea?

La respuesta no es una, y el proceso no es lineal, ni de un día a otro. Lo primero es observar y registrar nuestros hábitos, nuestras conductas y tendencias alimentarias: qué alimentos elegimos, en qué momentos, si nos preparamos los alimentos o dejamos que otros los preparen, qué emociones hay antes y después de comer, si comemos rápido, si nos saciamos o nos quedamos con apetito, si comemos por demás de nuestra saciedad (para no dejar nada en nuestro plato), si comemos para descargar alguna emoción o para evitar sentirla.

Luego, en el momento en que estemos frente a nuestro plato de comida, sugiero expandir nuestros sentidos, al menos los primeros bocados, intentar realizarlos conscientes, atendiendo al aroma, al aspecto, a los colores, los sabores, las texturas, la sensación en tu estómago y qué sientes de lo que estás ingiriendo.

Por último, y como punto clave, observar nuestra respiración que funciona como puente entre nuestra mente y nuestro cuerpo; cuando tiene lugar nos integramos, estamos presentes y la conexión sucede. Al momento de comer podemos registrar si ocurre de manera acelerada, entrecortada, imperceptible o profunda y relajada. De acuerdo a esta observación vamos a intentar respirar profundamente y de esta manera relajarnos un poco más antes de comer y preguntarnos: ¿De qué tengo hambre? Quizá de sabores nuevos, de compañía, de evasión, de miedo, de amor… ¿como por hábito o rutina?

Te invito a respirar y a escucharte, ¿qué es lo que necesita tu cuerpo ahora mismo?

Juliana Ureta

Dietista Nutricionista

Si quieres contactarme para consultarme tus dudas o que te acompañe en tu proceso, sígueme en IG

@nutriviajera

4 comentarios en “Sentir el alimento”

    1. Muchas gracias María Victoria!! Coincido, es muy importante conocer y ser conscientes de los alimentos que elegimos y que llevamos a nuestro cuerpo. Urge comenzar con algo, lo más mínimo que sea, el cuerpo lo agradecerá y responderá también. Gracias por tu aporte, desde nuestro lugar seguiremos compartiendo artículos para que vuestros saberes sigan creciendo, saludos!

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